Reavivando el interés por la renta variable japonesa
Tras décadas de estancamiento económico en Japón, las acciones de la región vuelven a suscitar el interés de los inversores. El director de renta variable japonesa, Junichi Inoue, analiza el pasado, el presente y el futuro de este mercado dinámico en auge.
6 minutos de lectura
Aspectos destacados:
- El índice Nikkei 225 alcanzó recientemente su nivel más alto en casi 35 años, tras el prolongado bache económico de Japón debido a décadas de deflación y a la débil demanda que siguió al estallido de la burbuja de precios de los activos a principios de la década de los 90.
- El resurgimiento del mercado bursátil, junto con las mejoras en materia de rentabilidad para los accionistas y gobierno corporativo, debería reactivar el interés de los inversores por la renta variable japonesa.
- La renta variable japonesa, una clase de activos única y consolidada que ofrece amplitud y profundidad, es totalmente idónea para un enfoque de inversión basado en la selección de valores.
El pasado
Fue el 29 de diciembre de 1989 cuando el Nikkei alcanzó un máximo histórico por última vez. En ese momento, yo era un estudiante de secundaria y ese curso estaba en Estados Unidos como estudiante de intercambio. Gracias a la fortaleza del yen, todo lo que compré parecía una ganga, pero, en aquel entonces, la relación de Japón con Estados Unidos no se parecía en nada a los lazos estrechos existentes hoy día.
En aquel entonces, al ser la segunda economía más grande del mundo, Japón era visto como un competidor y una amenaza para el éxito económico de Estados Unidos. En las noticias, vimos cómo los trabajadores estadounidenses destruían los "radiocasetes" Toshiba y los coches Honda. De hecho, en ese momento, Japón –incluida su cultura de trabajo–, debía parecer un país extraño, incluso de otra galaxia. Los "asalariados" japoneses tenían garantizado un empleo de por vida y dedicar toda su vida laboral a la empresa era visto como una virtud.
Mi padre salía de casa al trabajo a las 7 de la mañana y, por lo general, regresaba después de medianoche, y eso durante seis días a la semana. Después de un largo día en la oficina, a menudo se esperaba que fuera a cenar y tomar algo con clientes y colegas, generalmente a expensas de la empresa. La idea predominante entonces era que las empresas pertenecían a los empleados, no a los accionistas. Como estudiante de secundaria a finales de la década de los 80, mi capacidad para disfrutar de los frutos de la floreciente economía japonesa era limitada, pero tenía la impresión de que el futuro era increíblemente brillante.
La reciente fortaleza del índice Nikkei 225 se produce en condiciones muy diferentes y desafiantes en comparación con la época dorada de los años 80 cuando la economía japonesa estaba pleno apogeo, habiendo alcanzado el producto nacional bruto (PNB) per cápita más alto del mundo, gracias a su crecimiento impulsado por la tecnología y las exportaciones y su bajo desempleo. Pero esto llevó a una excesiva euforia entre los inversores y a valoraciones excesivas en los mercados inmobiliario y bursátil, que abocó al estallido de las burbujas de activos a principios de los años 90. Japón entró en una época de estancamiento económico conocido como "la década perdida", causada por un largo período de deflación (caída de los precios).
Vale la pena considerar por qué el Nikkei tardó 35 años en alcanzar su nivel reciente, pero la respuesta es simple: – el máximo de 1989 fue demasiado alto. El ajuste de los balances inflados por la burbuja económica y los préstamos dudosos, unido a una deflación prolongada, resultó extremadamente difícil. Hoy en día, las políticas monetarias y fiscales se habrían desplegado como una solución, pero tales métodos no estaban disponibles en ese momento.
Los préstamos morosos continuaron siendo un problema importante más de una década después del estallido de las burbujas, privando de fondos que podrían haberse empleado mejor en inversiones futuras. Además, la crisis financiera de Japón de 1997/1998, que provocó la quiebra de varios bancos, también frenó el avance del país. En 2003, 14 años después del pico de la burbuja económica, se puso en marcha una resolución global que exigía una importante inyección de capital público. Más tarde, la adhesión de China a la Organización Mundial del Comercio en 2002 hizo perder competitividad a las industrias japonesas y provocó su reestructuración. La llamada 'Década Perdida' de Japón duró 23 años.
El presente
Han pasado 35 años desde mis días de estudiante de secundaria. Es mi hijo el que ahora está en el instituto y ve al Nikkei Average acercándose a su máximo histórico en un entorno muy diferente. Le han sorprendido los altos precios en otros países durante sus viajes al extranjero. Se da cuenta de que su padre sigue trabajando hasta altas horas de la noche, pero esto parece deberse más a su fascinación por la gestión de fondos que a cualquier otra cosa. Escucha términos como 'equilibrio entre trabajo y vida personal', mencionados con frecuencia en los medios de comunicación, al estar cambiando la cultura empresarial.
En general, se dice que el país está perdiendo competitividad, pero todavía hay muchas multinacionales japonesas. Toyota es el fabricante de automóviles número uno del mundo. Muchas empresas relacionadas con los semiconductores, sin las que muchas industrias no pueden operar, también tienen su sede en Japón. No es solo en los negocios; Japón es también un centro de atracción cultural. En Shibuya, donde mi hijo cambia de tren todos los días, se puede ver gente de todo el mundo con cara sonriente intentando hacerse una foto en el famoso cruce. Cabe destacar que Japón sigue siendo una de las economías más grandes del mundo, pionera en nuevos procesos tecnológicos y empresariales, además de tener un rol influyente en asuntos culturales y globales.
Abenomics: un punto de inflexión
El ex primer ministro Shinzo Abe recibió el encargo de dar la vuelta a la lenta economía de Japón y, a finales de 2012, se introdujeron una serie de políticas económicas conocidas como "Abenomics". Estas políticas incluían un uso más liberal de la política fiscal y monetaria, así como reformas estructurales para mejorar la competitividad japonesa en los mercados mundiales. Esto funcionó de verdad – La tasa de crecimiento anual compuesta (CAGR) del TOPIX entre diciembre de 2012 y finales de febrero de 2024 fue del 14% en yenes, lo que supone una fuerte rentabilidad a lo largo de los últimos 12 años.1
Nuevo énfasis en la rentabilidad para los accionistas y en el gobierno corporativo
La Abenomics se centró en resolver los problemas estructurales de Japón a través de una política monetaria acomodaticia y mecanismos de mercado. A las empresas no solo se les pedía que obtuvieran beneficios, sino que los maximizaran. Para ello, se analizó al detalle la rentabilidad del capital invertido en cada negocio, al tiempo que se fomentaba la retirada de las empresas con pocos beneficios.
Propuesto por primera vez en 2012, el Código de Gestión Responsable exigía a los inversores institucionales transparencia en sus procesos de inversión, interactuar con las empresas participadas y votar en las juntas de accionistas. Los resultados positivos de la Abenomics pueden constatarse en los siguientes datos: la CAGR del beneficio neto del TOPIX durante este periodo fue del 14% y la rentabilidad total para los accionistas del 12%.2 El rescate de acciones se convirtió en algo habitual y la ratio total de reparto de dividendos se ha situado en torno al 60%. Las reformas que se acometieron paralelamente en el ámbito del gobierno corporativo también han dado sus frutos. Hoy en día, el porcentaje de empresas con más de un tercio de consejeros externos es de casi el 90%.
Con cifras así, la CAGR del 14% registrada por el TOPIX desde el comienzo de la Abenomics en 2012 no debería sorprender.
Y el futuro
Aunque las empresas japonesas han evolucionado a mejor durante la última década, solo ahora es cuando estamos asistiendo a un resurgimiento del interés de los inversores, ayudado por la caída de la renta variable china y la mediocre rentabilidad del S&P 493 (S&P 500 menos los denominados 7 Magníficos) en 2023.
A diferencia de décadas pasadas, la mayoría de las empresas japonesas son ahora propiedad de accionistas en lugar de bancos keiretsu o empleados y el equipo directivo actúa como si fueran los propietarios de las empresas. Los beneficios están creciendo y el gobierno corporativo ha mejorado, mientras que las valoraciones siguen siendo razonables en comparación con su media histórica o en relación con otros mercados.
Es posible que los inversores quieran reconsiderar una asignación a la renta variable japonesa, una clase de activos única y bien establecida que ofrece amplitud y profundidad – la configuración perfecta para un enfoque de selección de valores.
La rentabilidad histórica no predice las rentabilidades futuras.
1 Bloomberg, del 30/11/2012 al 28/02/2024 en yenes.
2 Mizuho Securities Equity Research, a 15 de febrero de 2024.
Balance: Estado financiero que resume el activo, el pasivo y los fondos propios de una empresa en un momento determinado. Cada apartado da una idea a los inversores de lo que tiene y debe una empresa, así como la cantidad invertida por los accionistas.
Tasa de crecimiento anual compuesta (CAGR): mide la tasa de crecimiento anual de una inversión a lo largo del tiempo, incluido el efecto de la capitalización (reinversión de los ingresos para generar rentabilidad adicional). Suele utilizarse para medir y comparar la rentabilidad histórica de las inversiones o para proyectar sus rentabilidad futura prevista.
Ratio de distribución de dividendos: el porcentaje de beneficios (después de impuestos) que se distribuyen a los accionistas en forma de dividendos en un ejercicio contable.
Política fiscal: el uso del gasto público y de los impuestos para influir en la economía a fin de promover un crecimiento fuerte y sostenible y reducir la pobreza.
Keiretsu: una intrincada red de negocios con una relación transaccional a largo plazo. La red comercial está compuesta en gran medida por bancos, fabricantes, socios de la cadena de suministro y distribuidores que colaboran estrechamente en aras del éxito de todo el grupo.
Política monetaria: las medidas adoptadas por los bancos centrales para influir en las tasas de inflación y crecimiento de la economía. Los instrumentos de la política monetaria incluyen la fijación de los tipos de interés y el control de la oferta de dinero.
Beneficio neto: beneficio bruto menos gastos de explotación e impuestos.
Índice Nikkei 225 (también conocido como Nikkei Stock Average): un indicador de la rentabilidad económica y bursátil japonesa. El índice incluye 225 de las mayores empresas que cotizan en la Bolsa de Tokio.
S&P 493: El S&P 500 menos los títulos tecnológico dominantes '7 Magníficos' (a saber: Amazon, Apple, Alphabet, Meta, Microsoft, Tesla y nVIDIA). Se puede considerar que este índice de referencia alternativo proporciona una representación mejor de la rentabilidad del mercado bursátil estadounidense.
Rescate de acciones: al recomprar sus propias acciones en el mercado las empresas consiguen reducir en el número de acciones en circulación y, por consiguiente, aumenta el valor de cada acción restante. Por lo general, indica el optimismo de la empresa sobre sus perspectivas futuras y una posible infravaloración del acción de la empresa.
TOPIX: o Tokyo SE First Section Index es un índice de referencia de mercado que cubre una amplia proporción del mercado bursátil japonés y es un índice ponderado por flotación libre ajustado capitalización bursátil.
Estas son las opiniones del autor en el momento de la publicación y pueden diferir de las opiniones de otras personas/equipos de Janus Henderson Investors. Las referencias realizadas a valores concretos no constituyen una recomendación para comprar, vender o mantener ningún valor, estrategia de inversión o sector del mercado, y no deben considerarse rentables. Janus Henderson Investors, su asesor afiliado o sus empleados pueden tener una posición en los valores mencionados.
La rentabilidad histórica no predice las rentabilidades futuras. Todas las cifras de rentabilidad incluyen tanto los aumentos de las rentas como las plusvalías y las pérdidas, pero no refleja las comisiones actuales ni otros gastos del fondo.
La información contenida en el presente artículo no constituye una recomendación de inversion.
No hay garantía de que las tendencias pasadas continúen o de que se cumplan las previsiones.
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- Si el Fondo mantiene activos en divisas distintas de la divisa base del Fondo o si usted invierte en una clase de acciones/ participaciones de una divisa diferente a la del Fondo (a menos que esté «cubierto»), el valor de su inversión puede verse afectado por las variaciones de los tipos de cambio.
- Cuando el Fondo, o una clase de acciones/participaciones con cobertura, trata de mitigar los movimientos del tipo de cambio de una divisa en relación con la divisa base, la propia estrategia de cobertura puede tener un impacto positivo o negativo en el valor del Fondo debido a las diferencias en los tipos de interés a corto plazo entre las divisas.
- Los valores del Fondo podrían resultar difíciles de valorar o de vender en el momento y al precio deseados, especialmente en condiciones de mercado extremas, cuando los precios de los activos pueden estar bajando, lo que aumenta el riesgo de pérdidas en las inversiones.
- El Fondo podría perder dinero si una contraparte con la que negocia el Fondo no está dispuesta o no es capaz de cumplir sus obligaciones, o como resultado de un fallo o retraso en los procesos operativos o del fallo de un proveedor externo.
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- Cuando el Fondo, o una clase de acciones/participaciones con cobertura, trata de mitigar los movimientos del tipo de cambio de una divisa en relación con la divisa base, la propia estrategia de cobertura puede tener un impacto positivo o negativo en el valor del Fondo debido a las diferencias en los tipos de interés a corto plazo entre las divisas.
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