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¿Invertir en IA? La gestión pasiva no sirve

La complejidad de la inteligencia artificial exige un enfoque de inversión activo para identificar eficazmente oportunidades y ofrecer a los inversores una exposición real al mercado.

Matthew Bullock

Matthew Bullock

Director de Construcción y estrategia de carteras para EMEA


10 de junio de 2024
6 minutos de lectura

Aspectos destacados:

  • Es improbable que las estrategias pasivas de IA ofrezcan la exposición que anhelan los inversores.
  • Los proveedores de índices suelen combinar la historia de la IA con una asignación a tecnología de mayor alcance.
  • Las estrategias activas siguen estando mejor posicionadas para acceder a un mercado de IA en constante evolución.

Los proveedores de índices han comenzado a ofrecer productos de gestión pasiva a un precio superreducido bajo la premisa de que los inversores pueden participar en todo el potencial alcista de la IA, pero sin los costes que entraña la gestión activa.

Se trata en gran medida de un "lavado de temas", como abordamos en nuestro artículo "Inversión temática: una guía para profesionales", y aún nos preocupa que se esté vendiendo a los inversores una historia comercial en lugar de la exposición a la IA que esperan, debido a las metodologías primitivas que se aplican a un mercado sumamente complejo.

Cómo funcionan las estrategias pasivas

Antes de explicar por qué la gestión pasiva no sirve para la IA, es importante ver en retrospectiva cómo funciona la exposición a un índice.

Un índice se crea mediante una fórmula matemática que permite establecer asignaciones entre valores en un determinado segmento del mercado. Estos segmentos pueden cubrir una amplia gama de áreas, entre ellas un país, una región, un sector, un tema y un estilo.

Aquí deben tenerse en cuenta dos aspectos:

  1. Las reglas o fórmulas sobre el índice, que se determinan antes de su lanzamiento y se mantienen invariables; y
  2. los criterios para determinar el segmento de mercado (p. ej. lo que está dentro o fuera del ámbito), que también se establecen antes del lanzamiento y no cambian.

Aunque las empresas que se incluyen en el índice cambiarán con el tiempo, los criterios de selección serán los mismos.

Esto puede funcionar bien en mercados grandes y consolidados donde los cambios estructurales son graduales (p. ej. obtener exposición al S&P 500 o al MSCI ACWI), pero no funciona en mercados que cambian rápidamente, donde el sector o la industria pueden parecer totalmente distintos en los 12 meses siguientes, y no digamos dentro de 5 o 10 años.

Aquí es donde los productos indexados a la IA se quedan cortos.

Fondos ETF de IA en rodaje

Para llegar a esta conclusión, como equipo nos pusimos en la piel de nuestros inversores y comenzamos a escudriñar el mercado para ver qué ofrecía. Al estar radicados en Europa, nos encontramos con tres fondos cotizados en bolsa (ETF) que ofrecían exposiciones a índices de IA.

Esto nos lleva al primer reto:

Problema 1: No existe una definición única de IA

Lo que quedó especialmente claro fue que todos los proveedores de índices tenían una idea completamente diferente de lo que debería incluirse en un índice de IA, combinando su historia con una asignación a tecnología de mayor alcance. Por ejemplo, la IA se estaba combinando con el "Big Data" (que puede significar muchas cosas), robótica, tecnología autónoma y, en un caso, la categoría de tecnología en su conjunto.

Esto no quiere decir que estas combinaciones sean inversiones inapropiadas, pero no son índices de IA.

Un aspecto especialmente extraordinario fue que las rentabilidades fueron distintas entre los tres ETF de IA (gráfico 1) durante un tiempo razonablemente corto, en este caso tres años. ¡La diferencia acumulada entre el mejor y el peor rendimiento de un ETF de AI durante este tiempo fue del 25 %!

Gráfico 1: Diferencial de rentabilidad de inversión pasiva/asignación de activos del S&P 500


Fuente: Morningstar, Janus Henderson Investors, Tradewind Comparison Report, 1 de mayo de 2021 - 30 de abril de 2024. Las rentabilidades pasadas no predicen rentabilidades futuras.

¿A qué se debe esto? Todos se comercializaron como ETF pasivos de IA, aunque sus composiciones fueran distintas.

Además, los factores impulsores (en este caso, el value frente al growth y la gran capitalización frente a la pequeña capitalización) varían enormemente de un ETF a otro. Por lo general, están orientados al estilo growth, pero algunos tienen más value y la capitalización bursátil cambia sustancialmente.

Esto es importante porque la percepción de la inversión pasiva es que estás participando en un mercado amplio. Sin embargo, como podemos ver por las rentabilidades y los factores impulsores, cada ETF de IA arroja resultados completamente distintos.

Esto contrasta, por ejemplo, con un ETF del S&P 500, en el que sabemos exactamente la exposición que ofrece con independencia del proveedor de ETF empleado. Esto queda patente si se toman los cinco principales proveedores de ETF por activos gestionados y se comparan las rentabilidades con el índice S&P 500 (gráfico 2).

Gráfico 2: Diferencial de rentabilidad de la inversión pasiva/asignación de activos del S&P 500

Fuente: Morningstar, Janus Henderson Investors, Tradewind Comparison Report, 1 de mayo de 2021 - 30 de abril de 2024. La rentabilidad pasada no predice resultados futuros.

Problema 2: Pureza cuestionable

Aparte de la definición de IA, una de las principales causas de esta divergencia en rentabilidades viene de la falta de pureza de las empresas seleccionadas en un índice. La IA en el sentido más estricto es un mercado bastante estrecho y hay muy pocas empresas que generen la inmensa mayoría de sus ingresos a partir de la IA.

En consecuencia, los índices de IA tienen un umbral mínimo relativamente bajo en lo que constituye una empresa de IA para garantizar que exista un conjunto suficiente de valores.

Volviendo a nuestros tres ETF de IA y analizando sus 10 primeras posiciones, las más destacadas fueron conglomerados globales como Bank of America, Amazon, Samsung y Apple. Se trata de empresas que utilizan la IA, pero sería difícil argumentar por qué son empresas dominantes en este campo.

Problema 3. Forzar reglas fijas en un mercado dinámico

El mercado de la IA experimenta cambios constantes, y es probable que desempeñe un papel clave en la reconfiguración de la economía mundial, lo que lleva a los analistas a creer que el sector crecerá más de 1,8 billones de dólares hacia finales de la década, según el proveedor de datos Statista.

En un mercado en constante evolución, ningún conjunto de reglas puede captar cómo será el futuro de la IA; por tanto, aunque es un sector apasionante en el que invertir, apenas estamos empezando a comprender lo que puede hacer.

Sin embargo, lo que sabemos con certeza es que no podemos basarnos en un simple conjunto de normas y exposiciones generalizadas para invertir en una industrial vertical tan dinámica.

Inversión activa: Enfoque de gestión de inversiones en el que un gestor de fondos busca activamente superar o batir a un índice o índice de referencia concreto mediante la investigación, el análisis y las decisiones de inversión que toma. Lo opuesto a la inversión pasiva.

Asignación de activos: La asignación de una cartera entre distintas clases de activos, sectores, regiones geográficas o tipos de valores, para cumplir con objetivos específicos de riesgo, rendimiento u horizonte temporal.

Fondo cotizado en bolsa (ETF): un valor que rastrea un índice, sector, materia prima o conjunto de activos (como un fondo indexado). Los ETF se negocian como una acción en una bolsa de valores y experimentan cambios de precio a medida que los activos subyacentes suben y bajan de precio. Los ETF suelen tener una mayor liquidez diaria y comisiones más bajas que los fondos de gestión activa.

Exposición:  La cantidad que un inversor puede perder si una inversión fracasa. Es otra forma de describir el riesgo financiero.

Índice: Medida estadística de un grupo o cesta de valores u otros instrumentos financieros. Por ejemplo, el índice S&P 500 indica el rendimiento de las acciones de las 500 empresas estadounidenses más grandes. Cada índice tiene su propio método de cálculo, generalmente expresado como un cambio de un valor base.

Compañías de gran capitalización: Empresas consolidadas con una valoración (capitalización bursátil) superior a un determinado tamaño, p. ej. 10.000 millones de dólares en Estados Unidos. También puede utilizarse como un término relativo. Los índices de gran capitalización, como el FTSE 100 del Reino Unido o el S&P 500 de EE. UU., replican el rendimiento de las mayores empresas cotizadas en bolsa, y no de todos los valores que superan un determinado tamaño.

Inversión pasiva: Un enfoque de inversión que consiste en replicar a un determinado mercado o índice. Se denomina pasiva porque trata de reflejar un índice, replicándolo total o parcialmente, en lugar de elegir o seleccionar activamente valores para mantener. El principal beneficio de la inversión pasiva es la exposición a un determinado mercado con comisiones generalmente más bajas de las que cabría encontrar en un fondo gestionado activamente. Lo opuesto a la inversión activa.

Compañías de pequeña capitalización: Empresas con una valoración (capitalización bursátil) situada dentro de un determinado rango, (p. ej. entre 300 y 2.000 millones de dólares en Estados Unidos), aunque estas medidas son generalmente una estimación. Las acciones de pequeña capitalización suelen ofrecer el potencial de un crecimiento más rápido que sus homólogas más grandes, pero con mayor volatilidad.

Estas son las opiniones del autor en el momento de la publicación y pueden diferir de las opiniones de otras personas/equipos de Janus Henderson Investors. Las referencias realizadas a valores concretos no constituyen una recomendación para comprar, vender o mantener ningún valor, estrategia de inversión o sector del mercado, y no deben considerarse rentables. Janus Henderson Investors, su asesor afiliado o sus empleados pueden tener una posición en los valores mencionados.

 

La rentabilidad histórica no predice las rentabilidades futuras. Todas las cifras de rentabilidad incluyen tanto los aumentos de las rentas como las plusvalías y las pérdidas, pero no refleja las comisiones actuales ni otros gastos del fondo.

 

La información contenida en el presente artículo no constituye una recomendación de inversion.

 

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