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El estado de la transición energética: ¿en qué punto nos encontramos ahora?

Aunque la política climática está cambiando, las tendencias predominantes siguen revelando importantes oportunidades de inversión en la transición energética, como apunta Tal Lomnitzer.

Tal Lomnitzer, CFA

Gestor de inversión senior


11 de febrero de 2025
10 minutos de lectura

Aspectos destacados:

  • En los últimos años hemos asistido a un auge de los compromisos de cero emisiones netas de países y empresas, así como a la expansión de los mercados de carbono. Grandes emisores como China e India tienen ahora compromisos de cero emisiones netas, pero en conjunto, los compromisos apuntan a que el mundo superará el límite de 1,5 grados.
  • La rápida disminución de los costes de la energía solar y el almacenamiento en baterías de iones de litio no solo están haciendo que las fuentes de energía renovables sean más competitivas, sino que también están abordando el desafío asociado de la intermitencia, el hecho de que se genera más energía cuando sopla el viento o brilla el sol.
  • Al centrarse en inversiones en energía nuclear, cadena de valor solar, refuerzo de la red eléctrica y los metales críticos asociados, como el cobre, la plata o el uranio, los inversores pueden aprovechar el crecimiento y las posibles rentabilidades excedentes que ofrecen estas áreas.

La victoria de Donald Trump en las elecciones presidenciales de EE. UU., junto con una deslucida conferencia climática COP29 en Bakú, ha suscitado inquietud sobre el estado de la transición energética, y algunos temen que el progreso se ralentice o incluso se revierta. Dicha inquietud se ve acentuada por el hecho de que la temperatura media mundial en 2024 haya alcanzado 1,8 °C por encima de los niveles preindustriales, lo que lo convierte en el primer año en superar el límite objetivo de 1,5 °C.

A pesar del aumento de las temperaturas globales y de que la Administración Trump haya sacado a EE. UU. del Acuerdo de París por segunda vez, seguimos viendo oportunidades para que los inversores se beneficien de las tendencias predominantes que subyacen a la transición energética.

Aumento del compromiso de las empresas con el cero neto

El gráfico 1 ofrece una instantánea de cómo han aumentado los compromisos de cero emisiones netas en los últimos cinco años. Lo que destaca es el notable aumento de las empresas de la lista Forbes Global 2000 que se han comprometido a reducir a cero las emisiones netas en los últimos años. Esto es significativo, ya que estas 2.000 empresas son responsables de aproximadamente el 20% de las emisiones globales incorporadas, teniendo en cuenta tanto sus operaciones (ámbito 1 y 2) como las emisiones de sus cadenas de suministro (ámbito 3).

Gráfico 1. Los compromisos de cero emisiones netas han aumentado desde 2020

Fuente: Net Zero Tracker, septiembre de 2024. 

Aunque la naturaleza de los compromisos de cero emisiones netas de estas empresas varía ampliamente, ya que algunas apuntan a la neutralidad de carbono, otras a las cero emisiones y otras se centran en las emisiones de ámbito 1 (directas) y 2 (indirectas), pero no en las de ámbito 3 (cadena de valor), la tendencia general es de crecimiento, tanto en el número de compromisos como en las entidades que los asumen. Además, en los últimos años se ha producido un aumento significativo de los objetivos consagrados en las políticas nacionales, con el 88% de las emisiones mundiales, el 89% de la población mundial y el 90% del PIB mundial cubiertos por algún tipo de compromiso nacional u objetivo de cero emisiones netas.

La perspectiva del «vaso medio lleno» es un nivel de ambición significativamente mayor, pero con la temperatura media global en 2024 ya 1,8 °C por encima de los niveles preindustriales, la necesidad de que los países aborden las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) de forma más rápida e intensa es cada vez mayor. Tal como están las cosas, la carrera contra el tiempo para lograr las cero emisiones netas se está perdiendo si queremos mantenernos por debajo de los 2 °C, y muchas entidades aún carecen de objetivos de reducción de emisiones.

El triple desafío

Cuando examinamos el estado de la transición energética desde una perspectiva pragmática y de inversión, es necesario tener en cuenta los tres ejes del «triple desafío». Abarca el desafío de mejorar la competitividad suministrando energía barata, mejorar el equilibrio energético proporcionando más energía y, al mismo tiempo, abordar las emisiones de gases de efecto invernadero presentes en nuestra atmósfera. Un análisis útil de Thunder Said Energy (gráfico 2) de diversas tecnologías y temas energéticos en el contexto de la descarbonización los clasifica según su grado de respuesta al triple desafío: los de la izquierda mejoran la competitividad y los de la derecha la reducen, según la economía actual.

Gráfico 2. Marco del triple desafío

Fuente: Thunder Said Energy.

Las declaraciones públicas de la Administración Trump sobre las energías renovables nos parecen menos contrarias a la descarbonización en sí y más favorables a la competitividad. En este contexto, la competitividad equivale a energía asequible, mientras que la anticompetitividad es sinónimo de energía cara. Por tanto, nuestro enfoque de inversión favorece a las empresas que ofrecen soluciones energéticas económicas y contribuyen a reducir las emisiones de carbono, como la cadena de valor del gas, incluido el gas natural licuado (GNL), el almacenamiento y el transporte de gas, junto con la inteligencia artificial, la digitalización y la energía nuclear. La energía nuclear en particular se considera una ventaja importante para quienes buscan energía de carga base con una huella de carbono mínima y autosuficiencia, sobre todo teniendo en cuenta que EE. UU. y Canadá tienen abundantes recursos de uranio o potencial para ello, lo que reduce la dependencia de proveedores potencialmente hostiles como Rusia.

Nuestras inversiones también se dirigen a la inversión en redes, energía solar, eficiencia energética, reforestación y otras áreas en las que vemos fuertes rendimientos y perspectivas de crecimiento que abordan los desafíos de la transición energética. En cambio, actualmente estamos evitando sectores que, aunque podrían reducir las emisiones de carbono, podrían frenar la competitividad. Entre ellos figuran el hidrógeno verde, el almacenamiento y captura de carbono, la energía eólica marina y el hidrógeno azul. Estas áreas representan los segmentos más caros del mercado energético, en los que optamos deliberadamente por no enfocarnos y, en su lugar, nos estamos orientando hacia inversiones que se adaptan a la mejora de la competitividad y, al mismo tiempo, ofrecen soluciones energéticas más sostenibles.

Los argumentos económicos a favor de la energía solar

Nos sorprendió descubrir que, durante la primera presidencia de Trump, EE. UU. registró su ritmo más rápido de instalación solar y Texas, bastión del petróleo y el gas, superó a California en instalaciones solares. Este aumento se atribuye a la disminución de los costes de los sistemas solares fotovoltaicos (FV) con almacenamiento, lo que hace que la energía solar sea cada vez más competitiva frente al gas natural en EE. UU., e incluso más barata que la energía generada por carbón en India y China, en términos de coste nivelado de la energía (LCOE). Dos son las razones de esta disminución de costes: el carácter prácticamente inagotable de la energía solar y la tecnología de semiconductores que emplea, que históricamente ha experimentado mejoras de eficiencia y reducciones de costes a lo largo del tiempo.

Actualmente, los paneles solares han alcanzado una eficiencia del 25% en la conversión de la luz solar en electricidad, una mejora sustancial con respecto al 5% de hace dos décadas, con el potencial de alcanzar una eficiencia del 50%. Esta mejora, junto con el aumento del volumen de producción, ha reducido los costes a aproximadamente cuatro o cinco centavos por kilovatio/hora, con previsiones que sugieren una disminución futura de entre 1 y 2 centavos. Como resultado, la energía solar se ha convertido en la forma de generar electrones a menor coste a escala global. En Europa, se espera que la capacidad de producción solar se triplique entre 2020 y 2024, superando a la eólica terrestre y marina, debido a su superioridad económica. Del mismo modo, se observan reducciones de costes a nivel mundial, impulsadas por los avances tecnológicos y el aumento de la eficiencia, y no únicamente por la producción china de bajo coste.

La imposición de aranceles a los paneles solares importados podría beneficiar considerablemente a las empresas solares estadounidenses que producen paneles en el país, aumentando su rentabilidad gracias a unos mayores márgenes. Prevemos una mayor expansión de la producción en EE. UU. como resultado de estos aranceles y consideramos que cualquier arancel adicional supone un avance muy positivo para los productores nacionales de paneles solares.  De igual modo, los productores nacionales de materiales clave como el acero se beneficiarán en un mundo de aranceles más elevados.

Los costes de almacenamiento de energía siguen disminuyendo

A medida que aumentan las instalaciones solares a escala de los suministros públicos, la naturaleza intermitente de la electricidad provoca una volatilidad de los precios de la energía que requiere soluciones eficaces de almacenamiento de energía. El argumento económico a favor del almacenamiento de energía, que permite el arbitraje de precios de la energía, resulta cada vez más convincente a medida que aumenta la volatilidad de los precios, mientras que los costes asociados al desarrollo y despliegue de estas tecnologías se han reducido considerablemente. Por ejemplo, el precio de los paquetes de baterías de iones de litio se ha desplomado de 1.436 dólares por kWh en 2010 a 144 dólares en 2023, lo que supone una reducción del 90% en unos 13 años (gráfico 3).

Gráfico 3. Precios de los paquetes de baterías de iones de litio

Fuente: Bloomberg New Energy Finance (BNEF), a 10 de diciembre de 2024. La rentabilidad histórica no predice rentabilidades futuras.
Nota: las cifras históricas se han ajustado a dólares reales de 2024. Los valores son medias de vehículos eléctricos de pasajeros, vehículos comerciales, autobuses, vehículos de dos y tres ruedas y almacenamiento estacionario. Incluye la celda y el paquete.  

A pesar de una aparente estabilización de los precios de las baterías en el gráfico, los precios siguieron cayendo un 20% el año pasado y se espera que continúen haciéndolo. Esta reducción de costes ha propiciado un aumento en las instalaciones de almacenamiento de baterías. Solo en 2023, se instalaron 60 gigavatios de almacenamiento de energía, suficientes para abastecer a 60 millones de hogares, lo que supone un aumento interanual del 120%. Las proyecciones para 2024 estiman más de 100 gigavatios de instalaciones, con expectativas futuras que alcanzan hasta 1 teravatio anual para 2030 y 3 teravatios/hora anuales para 2050. Para entonces, la energía solar con almacenamiento asociado podría aportar 43.000 teravatios/hora a la red, impulsada principalmente por la viabilidad económica más que por la aplicación de la normativa. Cabe destacar que, en 2023, China lideró el mundo en instalaciones de almacenamiento de energía, con casi el 50% de la capacidad mundial, muy por delante de EE. UU. y el resto del mundo. Esto pone de relieve el liderazgo de China en almacenamiento de energía y subraya la necesidad de que otros países aceleren sus esfuerzos en este ámbito.

Sin embargo, incluso este rápido ritmo de despliegue del almacenamiento de energía puede ser insuficiente. Según la AIE, para mantener la adaptación al objetivo de 1,5 °C, se necesitarán aproximadamente 1.300 gigavatios de almacenamiento en baterías para 2030, un objetivo que, de acuerdo con las estimaciones actuales, es poco probable que alcancemos. Las trayectorias actuales indican un aumento potencial de la temperatura global de 2 °C-3 °C.

Trump no tiene por qué poner palos en las ruedas

Creemos que es muy poco probable que las empresas abandonen sus esfuerzos de descarbonización, ya que estas iniciativas van más allá de un único mandato presidencial. La tendencia a abastecerse directamente de energía limpia está consolidada y es duradera, impulsada por los beneficios económicos de los proyectos eólicos y solares a gran escala y el aumento de los costes de la electricidad suministrada por la red, con un impulso adicional de las inversiones en inteligencia artificial.

A pesar de la noticia de que EE. UU. abandona una vez más el Acuerdo de París y reduce las subvenciones, es probable que el impulso hacia la electrificación, la digitalización y la descarbonización continúe en áreas que apoyan el crecimiento y la competitividad. Como se muestra en el gráfico 4, la capacidad de energía limpia ha crecido y las emisiones anuales de carbono han disminuido tanto bajo la Administración demócrata como republicana en EE. UU.

Gráfico 4. Capacidad de energía limpia de EE. UU. frente a emisiones anuales de CO2

Fuente: ARNnet; AIE; Foro Económico Mundial; Dean H. Barrett y Aderemi Haruna, Instituto de Ciencias Moleculares, Facultad de Química, Universidad de Witwatersrand; Departamento de Energía de EE. UU.; Jefferies Research, a 30 de noviembre de 2024.

El papel cada vez más importante de la energía nuclear

Estamos plenamente convencidos de que la energía nuclear es una tecnología capaz de proporcionar energía de carga base baja en carbono. Nuestra exposición actual a la energía nuclear a través de los productores de uranio supera a la de la energía solar, aunque prevemos aumentar nuestras inversiones en energía solar. Sin embargo, el momento es crucial, sobre todo teniendo en cuenta los posibles titulares negativos asociados a la energía solar en determinados ambientes políticos.

Resulta interesante que grandes empresas como Microsoft hayan firmado acuerdos sustanciales con proveedores de energía nuclear, como el acuerdo con Constellation Energy para reactivar Three Mile Island, a precios mucho más altos que los de la energía solar. Esto indica la voluntad de las compañías más ricas del mundo de invertir en fuentes de energía fiables y con bajas emisiones de carbono.

Cuellos de botella para el crecimiento

Desde el punto de vista de la inversión, nos centramos en identificar los cuellos de botella en las cadenas de suministro de energía, ya que estas áreas tienden a ofrecer una rentabilidad económica superior, lo que conduce a una alta rentabilidad de la inversión y a una rentabilidad positiva del precio de las acciones. Uno de estos cuellos de botella es el aumento de la demanda de metales críticos que requieren las tecnologías nucleares y solares, así como los vehículos eléctricos, en comparación con las fuentes de energía tradicionales como el carbón y el gas natural. Esta demanda comprende diversos metales esenciales para la transición a la energía verde, incluidas las tierras raras, el zinc, el grafito, el níquel, el litio y el cobre (gráfico 5).

Gráfico 5. Minerales críticos utilizados en ciertas tecnologías de energía limpia

Fuente: Informe de minerales críticos de la AIE, diciembre de 2023. «The Role of Critical Minerals in Clean Energy Transitions», AIE, París https://www.iea.org/reports/the-role-of-critical-minerals-in-clean-energy-transitions, Licencia: CC BY 4.0

Además, varios factores contribuyen al aumento de la demanda de estos metales, como el cambio hacia la desglobalización (relocalización) y la localización de las cadenas de suministro, los cambios en el comportamiento de los consumidores, el aumento del gasto militar y el aumento de la capacidad de los centros de datos, que por sí solo requiere cantidades significativas de cobre. Sin embargo, es probable que la industria minera tenga dificultades para satisfacer esta demanda, a menos que la inversión real aumente significativamente. Esto apunta a la necesidad de precios más altos de las materias primas para incentivar el incremento de la producción. Los datos históricos sobre los ciclos de precios de las materias primas indican un potencial de crecimiento significativo en las próximas décadas, lo que ofrece una atractiva oportunidad de inversión en el sector de los recursos. Este sector no solo proporciona diversificación y protección contra la inflación, sino que también cotiza a una valoración inferior a la media histórica en comparación con el mercado en general.

Abordar las complejidades de la transición energética

Nuestra estrategia de recursos responsables se centra en los facilitadores críticos de la transición energética, pero también tenemos una estrategia de transición climática que adopta un enfoque diversificado para capitalizar estas dinámicas de crecimiento, centrándose en soluciones ecológicas, facilitadores de estas soluciones y agentes de mejora que aplican estas soluciones para mejorar sus operaciones. Al invertir de esta manera, nuestro objetivo es generar rentabilidad para nuestros inversores junto con un impacto positivo para el planeta.

La senda hacia las cero emisiones netas presenta un panorama dinámico y cambiante lleno de oportunidades para que los inversores contribuyan a un futuro sostenible mientras buscan rendimientos rentables. Al entender las complejidades de la transición energética y afrontar estratégicamente sus riesgos y oportunidades, creemos que los inversores pueden posicionarse para beneficiarse del cambio hacia una economía global más limpia y sostenible y generar buenas rentabilidades.

Diversificación: un modo de repartir el riesgo mediante la combinación de distintos tipos de activos/clases de activos en una cartera, al presuponer que estos activos se comportarán de un modo distinto en cada situación. Los activos con baja correlación deberían proporcionar la mayor diversificación.

Inflación: tasa a la que aumentan los precios de los bienes y servicios en una economía. El índice de precios al consumo (IPC) y el índice de precios minoristas (RPI) son dos indicadores habituales. Lo contrario de la deflación.

Cero neto: estado en el que los gases de efecto invernadero, como el dióxido de carbono (C02), que contribuyen al calentamiento global, que entran en la atmósfera se equilibran con su eliminación de la atmósfera.

Emisiones de carbono de alcance 1: emisiones directas de gases de efecto invernadero (GEI) procedentes de fuentes propias o controladas.

Emisiones de carbono de alcance 2: emisiones indirectas de gases de efecto invernadero (GEI), como las creadas mediante la generación de energía comprada (p. ej. electricidad).

Emisiones de carbono de ámbito 3:  emisiones asociadas de gases de efecto invernadero (GEI) relacionadas con toda la cadena de valor de una empresa de las que es indirectamente responsable, desde los productos comprados a los proveedores hasta sus propios productos cuando los consumidores los utilizan.

Precio de la acción: el precio de compra (o venta) de una acción de una empresa, sin incluir comisiones ni impuestos. Para los fondos de inversión de capital fijo: el precio medio de cierre de la acción a fin de mes.

Estas son las opiniones del autor en el momento de la publicación y pueden diferir de las opiniones de otras personas/equipos de Janus Henderson Investors. Las referencias realizadas a valores concretos no constituyen una recomendación para comprar, vender o mantener ningún valor, estrategia de inversión o sector del mercado, y no deben considerarse rentables. Janus Henderson Investors, su asesor afiliado o sus empleados pueden tener una posición en los valores mencionados.

 

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No hay garantía de que las tendencias pasadas continúen o de que se cumplan las previsiones.

 

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