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«Renovable, eléctrica, digital»: la Cuarta Revolución Industrial

Hamish Chamberlayne, gestor del fondo Global Sutainable Equity y director de renta variable sostenible global, analiza los cambios que se avecinan durante la próxima década de transformación, y explica la importancia de la digitalización, la electrificación y la descarbonización.

Revolución Industrial
Hamish Chamberlayne, CFA

Hamish Chamberlayne, CFA

Director de Renta variable sostenible global | Gestor de carteras


9 Jun 2021
5 minutos de lectura

Aspectos destacados:

  • La economía basada en los combustibles fósiles es un sistema altamente complejo e interdependiente. Deshacer la red de procesos responsables de las emisiones de carbono no será nada fácil.
  • Un consenso creciente en torno a la política global sobre el clima está haciendo que todas las piezas encajen y surjan las condiciones para un auge de inversiones sincronizadas a nivel global en tecnologías limpias.
  • La digitalización, electrificación y descarbonización (el «nexo DED») son poderosos agentes de cambio positivo con respecto a los objetivos de sostenibilidad tanto sociales como medioambientales.

JHI

Desde hace casi 30 años hemos reconocido el vínculo que existe entre la sostenibilidad y la innovación, y hoy en día vemos abrirse ante nosotros una década de cambio transformador. La transición hacia una economía con bajas emisiones de carbono se está acelerando por fin. Consideramos la descarbonización como una tendencia de inversión generacional que causará un profundo impacto en casi todos los sectores de la economía.

¿Qué significa inversión baja en carbono?

La inversión baja en carbono es mucho más que invertir en empresas de energías renovables y eliminar los combustibles fósiles de la cartera. Durante los últimos 250 años, desde los albores de la Revolución Industrial, la humanidad ha experimentado un tremendo progreso utilizando combustibles fósiles como alimento del motor del crecimiento económico. Por desgracia, dicho tremendo progreso industrial no ha estado exento de consecuencias. En el día a día, el mundo actual depende enormemente de procesos que generan emisiones de carbono, hasta el punto de que vivir sin ellos sería difícil. Esencialmente, la economía basada en los combustibles fósiles se ha infiltrado hasta el tuétano de nuestro sistema económico global.

Las emisiones de gases de efecto invernadero proceden de casi todos los sectores. Entre los mayores emisores se incluyen el transporte, la electricidad, la generación eléctrica, la industria, los edificios comerciales y residenciales, y la agricultura. No obstante, es importante recordar que la economía basada en los combustibles fósiles es un sistema altamente complejo e interdependiente, como se observa en el gráfico 1. Cada sector alberga diversos subsectores e industrias con diferentes niveles de actividad económica alimentada por los combustibles fósiles. Deshacer la red de procesos responsables de las emisiones de carbono no será nada fácil.

Auge de inversiones sincronizadas en tecnologías limpias

Este año, los gobiernos más influyentes del mundo han asumido compromisos ambiciosos para hacer frente al cambio climático. En abril de 2021, 40 líderes mundiales celebraron una reunión virtual para abordar la crisis climática en la Cumbre de Líderes sobre el Clima. La Casa Blanca declaró su objetivo de reducir las emisiones de EE. UU. entre un 50% y un 52% para 2030 con respecto a los niveles de 2005, y el primer ministro chino, Xi Jinping, anunció intenciones de eliminar gradualmente el uso de carbón a partir de 2026. Mientras tanto, el gobierno del Reino Unido anunció el objetivo de cambio climático más ambicioso del mundo: reducir las emisiones en un 78% con respecto a los niveles de 1990 de aquí a 2035. El sexto presupuesto de carbono del Reino Unido incluirá las emisiones de los vuelos internacionales y el transporte marítimo, y situará al Reino Unido con más de tres cuartas partes del camino recorrido hacia las cero emisiones netas en 2050. Hoy en día, nos alienta observar un consenso creciente en torno a la política global sobre el clima. Una afortunada conjunción que sienta las bases para un auge de inversiones sincronizadas a nivel global en tecnologías limpias.

Así pues, ¿cómo repercutirán estos compromisos relativos al clima en la economía basada en los combustibles fósiles?Para no superar el límite de 1,5oC de calentamiento de la temperatura global, se necesitarán múltiples soluciones a fin de abordar los múltiples sectores e industrias implicados. Los países deberán aumentar la cuota de la electricidad en su mix de energía primaria, haciendo que pase del 20% al 50% a lo largo de las próximas décadas. EE. UU. ha dotado sustanciales recursos para electrificar una parte de la flota de autobuses escolares, renovar edificios adaptándolos a unos estándares medioambientales más estrictos, reducir el uso del carbón y el gas en la generación de electricidad, e invertir en infraestructuras eléctricas y de energías renovables del país. Por su parte, el Reino Unido prohibirá la venta de coches diésel y gasolina para 2030, y ha anunciado un fondo de 20 millones de libras para financiar la compra de coches eléctricos.

«Hoy en día, nos alienta observar un consenso creciente en torno a la política global sobre el clima. Una afortunada conjunción que sienta las bases para un auge de inversiones sincronizadas a nivel global en tecnologías limpias»

Una década de cambio transformador

La electrificación de la flota global en la automoción es un área especialmente ilusionante. A medida que la tecnología de baterías y computación avanza y se abaratan los costes asociados, anticipamos una producción y adopción en masa de los vehículos eléctricos. A menudo, esto suele denominarse como la curva S. Gráficamente, la curva S ilustra la evolución de una innovación: desde sus primeros pasos mientras la tecnología va desarrollándose lentamente hasta una fase de aceleración conforme va madurando para terminar con su estabilización al cabo del tiempo. La electrificación de vehículos es solo un ejemplo de esto. Creemos que se abre una década de cambio transformador que inducirá múltiples curvas S en diferentes sectores.

La piedra angular de este cambio es la electrificación. Imaginemos una bombilla de tecnología LED, que emite luz mediante un proceso denominado electroluminiscencia. A diferencia de la bombilla incandescente tradicional, que emite luz calentando un pequeño filamento metálico, la LED transmite corriente eléctrica a través de un material semiconductor a fin de emitir fotones. Este mismo proceso de emisión de fotones puede utilizarse para transmitir datos. El LiFi, similar al WiFi, es una tecnología de comunicación inalámbrica que utiliza el proceso LED para transmitir datos de un objeto a otro.

«La piedra angular de este cambio es la electrificación. … A medida que la electrificación continúe con su desarrollo, todo se volverá ‘inteligente’ y conectado, haciendo que las líneas divisorias entre sectores e industrias se difuminen».

Aunque los detalles del LiFi podrían ser fascinantes, la idea principal es que la electrificación y la digitalización están intrínsecamente unidos. A medida que la electrificación continúe con su desarrollo, todo se volverá ‘inteligente’ y conectado, haciendo que las líneas divisorias entre sectores e industrias se difuminen. Durante la próxima década, anticipamos la aparición de múltiples curvas S a medida que la tecnología mejore y la conectividad avance. Los productos analógicos tradicionales dejarán paso a la nueva era de la informática en la nube (<em>cloud</em>) y la Internet industrial de las cosas. Este cambio de paradigma ya ha comenzado en los coches inteligentes, los relojes inteligentes, e incluso los frigoríficos inteligentes. Consideramos que esta será la Cuarta Revolución Industrial (véase el gráfico 2).

La Cuarta Revolución Industrial nos está permitiendo pasar de una economía «fósil analógica» a una economía «renovable eléctrica digital».  Es la piedra angular de la descarbonización y de la transición a una economía con bajas emisiones de carbono.  Nos referimos al trío digitalización, electrificación y descarbonización (DED) como el «nexo DED». Estas dinámicas afectan a todos los sectores y a todos los rincones de la economía mundial. Subrayamos la importancia de sopesar las implicaciones de estos cambios en las carteras. Este nexo DED se ha visto acelerado por todo lo sucedido el año pasado y creemos que, de forma combinada, son poderosos agentes de cambio positivo con respecto a los objetivos de sostenibilidad tanto sociales como medioambientales.

Estas son las opiniones del autor en el momento de la publicación y pueden diferir de las opiniones de otras personas/equipos de Janus Henderson Investors. Las referencias realizadas a valores concretos no constituyen una recomendación para comprar, vender o mantener ningún valor, estrategia de inversión o sector del mercado, y no deben considerarse rentables. Janus Henderson Investors, su asesor afiliado o sus empleados pueden tener una posición en los valores mencionados.

 

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